Sígueme si quieres, pero recuerda que yo tampoco sé el camino...

Vistas de página en total

domingo, 27 de febrero de 2011

Domingo. No me gustan los domingos. No sé si será porque la certeza de que mañana es lunes no me deja disfrutar como debería del último día de la semana, o porque el domingo es el único día en el que no lo veo. Creo que ésto último gana más peso.


Hacía mucho tiempo que no me sentía así. Me paso el día en la Luna de Valencia, pensando en cosas que no debería en el momento menos oportuno. Pero lo más sorprendente es que no me importa. Que me gusta sentirme como si fuera una niña encaprichada de un juguete. Me gusta que él ronde mis pensamientos a todas horas. Que me cueste concentrarme en el libro que tengo delante aún sabiendo que me esperan dos semanas mortales. Sí, me gusta. Porque estoy completamente segura de que esta muy cerca. Que lo único que tengo que hacer es saber esperar un poquitín más.

Me gustaría poder plasmar con palabras todo lo que siento cuando pienso en él, pero me es imposible. No soy capaz de explicar la sensación que recorre todo mi cuerpo cada vez que lo veo, ni por qué los minutos pasan volando a su lado. Si pudiera retroceder en el tiempo un año atrás y leer todo esto... pensaría que es imposible sentir algo así por él. Pero ya ves, tus planes no siempre son los del destino. Y, francamente, me gusta pensar que mi destino eres tú...

miércoles, 23 de febrero de 2011

Lo sabes.
Lo sabes cuando te cuesta horrores sacártelo de la cabeza.
Lo sabes cuando haces lo que sea por ver sus ojos unos segundos más.
Lo sabes cuando te sientres feliz al tenerlo cerca.
Lo sabes cuando llegas a tu casa de estar con él y no puedes parar de sonreir.
Lo sabes cuando al hablar por teléfono con él, dibujas corazones incoscientemente.
Lo sabes cuando te imaginas a cada momento cómo sería compartir el resto de tu vida con él.
Lo sabes cuando sientes celos de toda aquella que se le acerque más de lo debido.

Entonces, sabes que estás perdida. O más bien enamorada, lo que viene a ser prácticamente lo mismo...

domingo, 20 de febrero de 2011

Operación Triunfo.

1O años de música, de ilusión, de nervios, de sonrisas.
Los que me conoceis, todos sabeis que para mí OT no es sólo un concurso más. Que es quien me hizo conocerle a él. A la mejor voz que mis oidos han tenido el placer de escuchar. A día de hoy, no me imagino mi vida sin David Bustamante formando parte de ella. Con él aprendí lo que significa la palabra fan. Aprendí que 7 horas tirada en la calle merecen la pena si la recompensa es verle actuar en directo. Aprendí también que una sola persona puede dirigir la banda sonora de tu vida, que no necesitas variedad de estilos. Aprendí que las personas que realmente te quieren son capaces de aguantar tus momentos de euforia el día anterior a un concierto, e incluso son capaces de acompañarte y cantar más fuerte que tú. Aprendí miles de cosas con él. Pero sobre todo, aprendí que se puede sentir admiración por una persona que ni siquiera te conoce.

Y por todo esto, cada año, cuando anunciaban el comienzo de una nueva edición, sentía la necesidad de verla. De volver a experimentar gala a gala lo mismo que ese 22 de ocutubre de 2001, cuando lo vi por primera vez. Sabía que nada era comparable a él, que podía sentir algo parecido, pero nunca algo superior, ni siquiera igual. Aún así, me enganché a cada edición prometiéndome a mí misma que sería la última. Pero nunca lo conseguí.

Guille Martín, Fran Dieli, Leo Segarra, Manu Castellano, Pablo López, Reke, Jon Allende, Mario Álvarez... son sólo algunos de los nombres de los muchos que han formado parte de mi vida durante estos años. Algunos los viví con más intensidad que otros. Y, aunque ahora formen parte del pasado, no puedo evitar esbozar una sonrisa cuando los veo o alguien los menciona.

No podría terminar esta entrada sin hacer referencia al más reciente: Josh. Quizá sea porque han pasado dos años desde la última edición, pero siento que es diferente a los demás. Me enganché a él, no al programa. Eso lo tengo claro. Porque hasta el 8 de enero que lo vi en los castings, tenía claro que no pensaba darle más audiciencia a Telecinco. Pero me llamó la atención y tenía que verlo. Me da pena que se acabe, no por ellos, sino por perder el poco contacto que tengo con él. Siento que no lo he disfrutado todo lo que me hubiera gustado. Pero así es la tele, y así es telecinco: un circo en el que mueven a las personas a su antojo. Sólo espero que su carrera no acabe aquí, que no pase al olvido al igual que muchos otros y que pueda seguir disfrutando de su voz de alien mucho tiempo más. Además, gracias a él he conocido a unas pulguitas maravillosas. Aunque me hubiera gustado tener más relación con todas, las que más me han calado han sido dos: Ali y Raquel :)
Espero que esta noche sea el comienzo de un gran recorrido... juntos.


Adiós OT. Y gracias por terminar con el mejor invitado que podríais haber llevado: David. Con él empecé esta aventura con a penas 8 años, y con casi 18 la acabo de la misma manera, escuchando su voz. Gracias por habermelo dado a conocer.
Hasta siempre.
Agosto
Es todo lo que necesito.



¡ A G O S T O !


miércoles, 16 de febrero de 2011

Mira fijamente el libro que tiene delante. Relee un par de veces una frase y subraya alguna que otra palabra. Intenta estudiar. Debe estudiar. Sin embargo, su mente se encuentra muy lejos de aquella habitación en la que se ha encerrado. Necesita concentrarse. Un último empujón y todo habrá acabado. A penas le quedan 3 meses de instituto y acabará para siempre. Pondrá punto y final a una etapa de su vida. Si todo sale bien, el curso siguiente empezará la universidad. Aunque le da algo de miedo, tiene ganas de ver cómo funcionan las personas y las cosas ahí dentro. Tiene que esforzarse para no llevarse ningún susto. Un escalofrío recorre su cuerpo envuelto con una manta rosa. ¡Concéntrate! Se ha repetido unas diez veces en lo que va de noche. Pero es incapaz, su cabeza no quiere aterrizar sobre el libro. ¿Por qué todo tiene que ser siempre tan difícil para ella? Vale que no es ninguna santa, pero nunca ha hecho daño a nadie. Al menos, no a conciencia. Cree que no se merece todo lo que le pasa. Con el dedo corazón de su mano izquierda atrapa una lágrima que intentaba recorrer su cara. "Cuando estás triste, el ojo izquierdo es el primero en soltar una lágrima", recuerda que leyó hace poco. Sonríe. Nunca se había dado cuenta hasta ahora. Se sorprende a sí misma de todo el tiempo que llevaba sin llorar. Últimamente ha estado más fuerte, más segura. Los golpes de la vida te enseñan a madurar. Aunque en el momento que los recibes no lo ves así, en realidad son una pequeña ayuda procedente de ahí arriba. Respira hondo. Vuelve a leer las palabras subrayadas en amarillo sin prestar demasiada atención. Mira el reloj. Es tarde. Cierra el libro. Ya está bien por hoy. Mañana será otro día. Se acuesta, pero no puede dormir. Cierra los ojos con todas sus fuerzas y esta vez ni se molesta en reprimir las lágrimas que nacen de sus azules ojos. Sabía que iba a ser difícil, y que unos días lo vería menos claro que otros. De lo que está segura es de que no va a rendirse sin haber jugado todas sus cartas. Le gusta pensar que algún día la persona por la cual está derramando esas amargas lágrimas, será la misma que le dibuje todos los días la mejor de sus sonrisas. Sin embargo, para que eso pase necesita que se la quite de la cabeza. Está totalmente eclipsado. Pero, por suerte para ella, los eclipses no duran eternamente. Al menos, eso dicen.

lunes, 14 de febrero de 2011

14 de febrero. Ese día que de pequeña marcaba en mi agenda y mi calendario con un gran corazón rojo. Hace tiempo que dejé de hacerlo. No es que no me guste el amor, ni mucho menos; lo que pasa es que me cansé de esperar que pasara algo especial y terminar el día tan sola como lo empecé.
Sin embargo, aunque este año tampoco haya pasado nada especial, creo que es el primer San Valentín de mi vida en el que estoy enamorada. Enamorada de verdad, quiero decir. Y lo digo convencida, con mucha certeza. Hoy he dicho el primer te quiero con la mirada de mis 17 años. Él no se ha dado ni cuenta, como es lógico. Dicen que cuando estás enamorada no tienes ganas de hacer nada, pero yo no lo veo así. A mí me da energía para querer despertarme todos los días a las 7 de la mañana, me da ganas de vivir, de hacer cosas. Pero sobre todo, lo que más me apetece es estar a su lado. Quizá dentro de unos meses lea todo esto y me ría al darme cuenta de lo equivocada que estaba, pero también cabe la posibilidad de que al leerlo me salga una sonrisa de oreja a oreja al comprobar que lo conseguí. No puedo estar segura. Lo único que puedo hacer es esperar, esperar a que el tiempo se encargue de escribir nuestra propia historia. Pero, eso sí, saboreando cada página.

domingo, 13 de febrero de 2011

y los 14 de febrero enviarte mil flores.

Hoy ha sido un día raro. Por una parte, tal día como hoy hace tres años, vi a David por segunda vez. Me costó muchísimo conseguir entrada. La persona que compartió conmigo esa hora y media de risas, canciones y lágrimas, ahora a penas forma parte de mi vida. El tiempo pasa y no perdona, te arranca de tu vida a personas que creías indespensables. Aunque al final te das cuenta de que en realidad no lo eran tanto. Con el tiempo, cada uno sigue su camino, y, aunque siempre has sabido que los amigos del colegio no duran para siempre, cuando llega el momento en el que desaparecen no puedes evitar sentir cierta tristeza. Tantos años vividos, tantos momentos, tantas noches en la misma habitación, tantas confidencias... que al final se quedan en recuerdos. Recuerdos que, te sacan alguna que otra sonrisa cuando menos te lo esperas. Son imágenes perdidas en tu memoria que, sin que seas consciente, a veces reaparecen mezclando nostalgia con felicidad. Al fin y al cabo, la vida se compone de momentos acumulados, dispuestos a ser rescatados cuando hagan falta.




Por otro lado, está él. ¡Aún me parece raro admitir ésto! Pero sí, me gusta mucho, muchísimo. He llegado a mi casa de pasar el día entero con él y a los 3 minutos ya lo echaba de menos. Mi corazón se encoje hasta hacerse muy muy pequeñito. A veces hasta me cuesta respirar cuando pienso en él. Me tiemblan las piernas, y mis manos me tientan a coger el teléfono y llamarle para oír su voz. Cuando estoy a su lado, me gusta imaginar que entre nosotros hay algo más, que ésto que siento es recíproco... pero claro, todo tiene su lado malo: cuando juego a éso, tengo que contenerme para no soltarle un te quiero cuando nuestras miradas se cruzan. Y es que no hay nada que me transmita más seguridad y tranquilidad que sus ojos. Supongo que ésto es lo que la gente llama estar enamorada. Es muy probable. Y a medida que voy aceptándolo, me veo más segura de mí misma y más capaz de convertirme algún día en la dueña de esos ojos que tantas sonrisas me roban diariamente. En serio, ¿no te das cuenta de lo bien que quedamos juntos? Porque yo, siento constantemente que me queda perfecta la vida contigo. Que eres lo que tanto tiempo llevaba buscando. El problema es que me empeñaba en buscar demasiado lejos, cuando lo que necesitaba lo tenía delante de mis narices. Reaciona, abre los ojos: puede que tengas delante de ti a la persona que más va a quererte en toda tu vida.

sábado, 12 de febrero de 2011

FM9.

Oír su nombre me hace sonreír. Ver a niños que aun llevan camisetas con su nombre podría alegrarme el día más negro. Porque es como si de alguna manera él formara parte de mi vida, es un pedacito de mí... ¿Alguna vez habéis vivido un sentimiento que no sabéis ni podéis explicar? Yo sí, y es éste. No sé cómo empezó, ni por qué, ni cuándo. Parece una tontería, ¿verdad? Pues para mí no lo es.



Esta es la sonrisa que sigo buscando en cada partido, y (tocando madera) es probable que el día 20 la vea en mi ciudad. Volviendo a disfrutar un partido de fútbol como hace mucho que no lo hago. Él es la verdadera razón por la que me gusta este deporte. Desde que tengo recuerdos propios, he sentido una alegría inexplicable al verle pisar un terreno de juego. Y todos aquellos que me conocen lo saben. Ahora, sólo me queda cruzar los dedos y pedirle a Dios que este sueño que llevo persiguiendo tantos años se haga realidad...

sábado, 5 de febrero de 2011

Querido diario:

He llegado a la conclusión que más miedo me daba: me estoy enamorando.
No, no me preguntes por qué, ni yo misma lo entiendo. Lo único que sé es que tengo ganas de verle las 24 horas del día, que no hay minuto en el que no le tenga en la cabeza, que cuando estoy con él sólo me sale sonreír... ¿Te acuerdas de ese miedo del que te he hablado alguna vez? Pues se esfuma a la velocidad de la luz cuando sus ojos se encuentran con los míos.
Me parecía tan patético enamorarme de esa persona con la que siempre dije "qué va, sólo hay amistad" que hasta hace poco me negaba a reconocerlo. Pero ha llegado un punto en el que ya no me sale fingir. No tengo fuerzas para ello... y las pocas que tengo, las reservo para intentar ser correspondida. Es tan fuerte ésto que llevo aquí dentro, que parece imposible que pueda guardármelo; el día menos pensado seguro que explota. Y esque... si pudiera darle la milésima parte para que la sintiera él por mí, estaría más que satisfecha.

Pero sé que ahora toca esperar a que el tiempo actúe. Y estoy dispuesta a hacerlo. Porque nunca he querido algo con tantas ganas como lo quiero a él.

viernes, 4 de febrero de 2011

El amor verdadero no tiene un final feliz...

...simplemente, porque el amor de verdad no tiene final.