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sábado, 31 de diciembre de 2011

Balance anual

Como cada año por estas fechas, siento la infrenable necesidad de hacer un balance de lo que ha sido este 2011 para mí. Año que me atrevo a calificar como uno de los mejores de mi vida, incluso con la posibilidad de que sea el mejor de todos los hasta ahora vividos. Tenía pensado hacer un pequeño recorrido por cada mes, pero prefiero resumir este gran año sin entrar en demasiados detalles.

Este 2011 me ha regalado muchas cosas. Cumplí cuatro de mis sueños más bonitos. Disfruté de un partido de mi equipo en directo; tuve el honor de ver un "musical" del más grande de los cómicos; después de 10 años por fin, POR FIN pude verle a escasos centímetros; y, cómo no, empecé la carrera de mis sueños. En éste último sentido, 2011 ha sido un gran año, porque he empezado a meter la cabeza en el mundo que tanto me gusta y del que espero no salir nunca. Me he sentido realizada al ver que esa niña de 11 años no se equivocaba y que éste es mi camino.
También fue el año de mis ansiados 18. Los cumplí de una manera muy especial y rodeada de gente increíble. No todo el mundo puede decir que ha cumplido su mayoría de edad en Ibiza. Hablando del verano, he de decir que ha marcado mi vida. Fue totalmente un punto de inflexión en lo que a sentimientos se refiere. Aunque aún no debería atreverme a decirlo. Siempre tengo la mala costumbre de adelantar acontecimientos, pero no puedo evitarlo...

Lo único que le pido a este 2012, es que me regale tantos buenos momentos como sonrisas estoy dispuesta a entregarle. Que me deje amar, llorar de alegría, sonreír hasta que duelan los labios y disfrutarlo muchísimo. Y, ¿por qué no? También le pido que éste sea el año decisivo...

jueves, 29 de diciembre de 2011

Si supieras lo que me haces sentir... 
Si supieras que vuelcas mi mundo en tan sólo un minuto...

Porque, para qué engañarnos, no pienso demasiado en ti a lo largo del día. 
Pero cuando me hablas, cuando veo tu foto pequeñita ahí abajo... Se me ilumina el día. 
Todas las preocupaciones desaparecen y lo que me angustiaba segundos atrás, carece de sentido. En ese momento sólo existes tú y las tonterías que nos contamos. Tonterías insignificantes, sí, pero que me arrancan sonrisas. Y no precisamente pocas.
Tengo una lucha interna muy grande.
Estoy echando un pulso cabeza-corazón enorme.
Mi corazón se empeña en hacerte un hueco...

Pero no debo, no puedo... ni sé ya lo que quiero.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Y es que aquí dentro... se está tan bien.

El mundo gira. Gira mucho y demasiado deprisa. Y yo me mareo. No consigo seguirle el ritmo a la vida. Lo que ayer lo veías cristalino como el mar, hoy se torna oscuro y peligroso.
Estaba decicida a volver a salir ahí afuera, y encontrar lo que llevo buscando tanto tiempo. Pero creo que me voy a quedar aquí dentro un poquito más. Hasta que me encuentre a mí. Porque, aunque me veo con fuerzas para intentarlo, ahora mismo hay demasiados caminos, demasiadas opciones, y no sé cuál coger. Quiero estar segura de cuál es la menos dolorosa, la del final feliz...
Aunque me cueste.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Y si no lo miras... ¿cómo lo ves?

Llegaste pisando fuerte. Tan fuerte, que tus pasos dejaron unas huellas muy marcadas en la arena de la orilla de mi esperanza. Quería seguirlas, pero se han parado en seco. Sin un destino claro, sin llegar a ningún lugar. Y yo que me empeño en seguir tus pasos, me he caído en la profundidad de esas huellas, y ahora me cuesta tanto salir...

Necesito un pequeño empujón, que alguien me lance una cuerda y me ayude a escalar. Y volver a tierra firme. Para saber si esos pasos por los que me siento atraída sin explicación, han aumentado o no. Saber si puedo continuar recorriendo ese camino que tú mismo marcas o, por el contrario, retroceder y volver al punto de partida, borrando las huellas tras de mí, para no volver a caer en la tentación de seguirlas y descubrir de nuevo que no llevan a ningún lugar.
Quizás lo único que necesite sea tiempo y esté haciendo un mundo de algo insignificante, pero lo cierto es que cada día que paso aquí abajo, sin poder salir de esta profundidad, es un día mas de desesperación, un día mas sin saber que pasa ahí afuera. 

Pero soy consciente de que debo luchar, que no puedo retroceder sin intentar que los pasos aumenten, que puede que esta vez esté en mi mano el destino de este nuevo camino que me sorprendió cuando me había quedado sin alternativas y me disponía una vez más a regresar al camino del dolor...