Sígueme si quieres, pero recuerda que yo tampoco sé el camino...

Vistas de página en total

lunes, 29 de agosto de 2011

Párate a pensar.

La ciudad en la que vives, el color de tus ojos, tu nombre, tu familia. Nada de eso es algo que puedas elegir. De algún modo, incluso podría decirse que tus amigos tampoco los eliges tú, porque los has conocido en algún lugar, en alguna situación que tampoco depende de ti. Por ejemplo, en el colegio. Si hubieras caído en una clase diferente tendrías otros amigos. Y quizás hasta serías de otra manera. 
Lo que quiero decir es que en esta vida, casi todo nos viene impuesto. Son muy pocas las cosas que podemos elegir. Ni siquiera eliges la persona de la que te enamoras. Simplemente ocurre. Quizás la conocías de hace tiempo, o tal vez es un flechazo, pero el caso es que no es algo que puedas elegir.
¿Quién sabe qué habría pasado si no hubieras estado en el momento indicado, en el lugar indicado? Podrías ser una persona completamente diferente.
Algún día comprobarás que nadie entra o sale de tu vida por casualidad.
Y, tal vez nunca lo sepas, pero, ¿quién te dice que el hecho de que seas quien eres no se debe a un momento concreto de tu vida? La vida es así. Caprichosa, juguetona, incalculable. Pero esa es una de las maravillas de vivir. No saber qué te va a ocurrir mañana, pero tener la certeza que es justo lo que tiene que ocurrir.



jueves, 25 de agosto de 2011

Vuelta a la realidad.

Tras 11 días en el paraíso, toca volver a la vida real. A ver las mismas calles todos los días, a empezar a prepararse para una nueva etapa y a seguir con esta incertidumbre que no me deja dormir bien.
Podría contar miles de anécdotas desastrosas y las mil veces que las ganas de volver a Cartagena se apoderaron de mí, pero sinceramente prefiero quedarme con lo bueno. Ha sido una experiencia inolvidable, difícil de definir con palabras, porque para entenderla al 100% es necesario vivirla. 
He tenido la oportunidad de aclarar muchas ideas y de enredar más aún muchas otras. He conocido personas maravillosas, y me he quedado con las ganas de conocer a otras tantas por miedo a lo que pudiera pasar en un futuro. Por miedo a reemplazar a la única persona que no quiero por nada del mundo que salga de mi vida. ¿Cobarde? Sí, es posible que lo sea. Quizás esté agarrándome demasiado fuerte a algo que no tiene un soporte lo bastante firme, pero es mi elección. Y, a no ser que llegue otra persona que me haga mirar la vida con otros ojos... pienso seguir en mis trece. Dicen que estos viajes te cambian la vida, te muestran un camino claro, pero yo ahora mismo vivo en un vaivén constante de sentimientos que me ahoga. Necesito tiempo para mí misma. Tiempo de reflexión. Para ser capaz de plantarle cara antes de saber si debo coger el próximo desvío hacia la izquierda, o por el contrario, seguir todo recto... hasta donde ÉL me quiera llevar.

domingo, 7 de agosto de 2011

Ladrón de sonrisas.

Te las ganas todas cuando estoy contigo, y cuando te vas te las llevas.

Quiero que sepas que no me voy a dar por vencida. Al menos, no por el momento. Que voy a luchar por ti todo lo que aguante. Me he dado cuenta de que la vida no te sonríe porque sí, que tienes que hacerle cosquillas de vez en cuando. Y yo se las voy a buscar por todos los medios posibles. Hasta que desista en su intento por seguir tan seria conmigo y me regale algo. Y, ¿sabes qué? Me gustaría que ese algo fueras .