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viernes, 7 de enero de 2011

Duele.

Claro que duele. Duele ver cómo pasan los días y el teléfono sigue sin sonar. Ni una triste llamada, ni un triste mensaje. Nada. Duele sentir que poco a poco vas desapareciendo de su vida. Duele ver cómo te reemplaza por otras. Duele mirar sus fotos más recientes y no verte entre ellas. Duele. Sí, y mucho. Saber que no se acuerda de ti ni una sola vez al día. Duele imaginar qué estará haciendo ahora mismo y no tener el valor de levantar el teléfono y preguntárselo.
No sabéis cómo duele ver que ya parece que ni conoces a tu mejor amiga...

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