Sígueme si quieres, pero recuerda que yo tampoco sé el camino...

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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Llama a la puerta de la habitación, y la mejor se sus sonrisas se dibuja en su cara pensando en la persona que la va a abrir de un momento a otro. La puerta se abre y ahí está él, sorprendido, no esperaba que fuera a ir a verlo.
-¿Qué haces aquí? Estoy solo, ¿eh?
-Lo sé. Sólo quería verte.
Y sonríe. Y él le devuelve la sonrisa. Y ella sonríe aún más.
Le abre la puerta y ella entra. Se sienta en la cama mientras él termina de peinarse en el baño, olvidándose que aún lleva el bikini y mojando las sábanas.
-¿¡Pero qué haces!? Ya no podré dormir bien esta noche, me voy a mojar entero.
Finge que está cabreado, pero es inútil, una medio sonrisa en sus labios lo delata. No puede cabrearse con ella y ambos lo saben. Últimamente ella abusa mucho de ese poder de inmunidad para cabrearlo de todas las maneras posibles, y el resultado siempre es el mismo.

Sigue observándolo desde la cama, pese a que él le ha dicho que se levante de ahí. Él se siente observado y dirige su mirada a ella. Se acerca y se sienta a su lado. Le explica cualquier tontería sobre las gafas de sol que lleva en las manos, pero ella no lo escucha. Su mente viaja muy lejos de aquellas gafas. Sabe lo cerca que están. Las ganas que tiene de hacer lo que está pensando. Pero se contiene. Las consecuencias no serían nada buenas. Se levanta de la cama controlando sus impulsos.
-Me tengo que ir ya... Luego nos vemos.
Y sale de la habitación cerrando la puerta tras ella. Se apoya en la pared y resopla. "¿Por qué todo es  tan difícil?"



Una sonrisa ilumina su cara. Recuerda esos días y aquellos sentimientos. Ambos están igual de lejanos. Igual de lejos que estaba él, aunque ella lo sintiera cerca en ocasiones. El tiempo se le escapa de las manos, le gustaría volver a ese momento y hacer aquello que no se atrevió a hacer. Quién sabe lo que habría pasado. Tal vez las consecuencias no fueran malas, sino todo lo contrario...
Sacude la cabeza y aleja esos pensamientos. "Ya no puedo hacer nada, ni puedo ni quiero. Forma parte del pasado y no debería recordarlo con tanta felicidad".
Pero es débil, y otro recuerdo llega a su mente...

1:09 de la mañana. Hace una hora y nueve minutos, empezó su día. Y él aún no la ha felicitado. Está feliz. Ha recibido muchas llamadas, mensajes, cumpleaños feliz cantados en solitario o a coro por todas las personas que se han cruzado en su camino, ha salido al balcón del hotel en que se encuentra con la mayoría de sus amigos y han llovido más felicitaciones y más canciones... Pero él sigue sin felicitarla.
De repente llaman a la puerta. ¿Será él? Se pone nerviosa. La abre y ahí está él. Serio. Mirando al suelo. Lo mira a los ojos, pero sigue sin sonreír. Ella mira el reloj, intentando que se dé cuenta de que ya es su día, por si se había olvidado. Él sonríe ampliamente.
-Ya sé la hora que es. Y también sé el día que es. En los 5 días que llevamos aquí nunca había subido a tu habitación. ¿Crees que es casualidad que lo haga justamente ahora?
Entonces ahora es ella quien sonríe. La abraza con mucha fuerza y comienza a darle besos en su mejilla mientras un "muchas felicidades" suena en sus labios. Nunca antes la había abrazado así. Y duda que vuelva a hacerlo en mucho tiempo. Aprovecha el abrazo, lo disfruta. Disfruta de él, de su cercanía. Desearía que el tiempo se parase y quedarse abrazada a él un ratito más...

Esta vez ya no sonríe. Ahora es dolor lo que hay en su cara y suspira. La herida que tanto le había costado cerrar comienza a abrirse un poco. "¡BASTA!", se dice a sí misma. Vuelve a sacudir la cabeza y centra su mirada en el libro que tiene delante. Se olvida de aquellos tiempos, de ese fantástico verano del 2011 que siente ya muy lejano. Con un poco de esfuerzo, logra calmar la herida y se concentra en lo debe en esos momentos.
-¿Estás bien?- la sorprende su compañera de clase.
-Sí es sólo... que no entiendo muy bien lo que está explicando el profesor ahora mismo, pero no te preocupes- y esboza media sonrisa.

A pesar de tener una nueva ilusión en su vida, aún pasarán meses hasta que esa herida se cicatrice del todo... Y ella es consciente de ello.

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