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martes, 28 de junio de 2011

Miércoles, 9 de la mañana. Acompaño a mi mejor amiga a su colegio para hacer unas preguntas y más tardes irnos a empezar con el papeleo. Mientras esperamos, se acerca alguien y la saluda. Al rato, por fin decide presentarse, aunque ya lo conocía de Tuenti por Amigos de Amigos. Hablamos un rato y me sorprendo de lo cómoda que me encuentro. Un chico simpático, pienso cuando se despide.
Tren, barbacoa, piscina, sol, amigos, más piscina, tren, casa, ducha, vadepizza, limonada y a casa. Una petición de amistad. Sonrío por dentro, sé de sobra quién es. Aún así, sonrío más al comprobarlo. Es él, claro, ¿quién si no? Empezamos a hablar, y me encuentro más cómoda aún que por la mañana. Nos parecemos en algunas aspectos, cosa que me gusta. Miro la hora y me doy cuenta de lo tarde que es, llevaba mucho tiempo sin quedarme hasta tan tarde en tuenti un día de verano, la última vez fue con... bueno, da igual.
Más días, más conversaciones, más sonrisas. Poco a poco descubro que detrás de ese chico simpático se encuentra una gran persona a la que me apetece conocer y, ¿por qué no?, pienso hacerlo. 
Cada vez me gusta más hablar con él, contarle mis cosas y que me cuente las suyas. Me encanta que tarde minutos eternos en contestarme y me suelte un Mary Mosby ( L ). Me gusta hablar con el de los 3... (ejem 4 ejem) hijos que vamos a tener, y por supuesto, me gusta que se haya dignado a escuchar a David.
Gracias por entrar en mi vida, en menos de una semana me has ganado de una manera tan discreta que a penas me he dado cuenta. Sabes que aquí tienes Mary Mosby para rato, cuando quieras y para lo que quieras. Y por favor, no lo olvides... SONRÍE.

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