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domingo, 4 de marzo de 2012

Vale la pena



El destino es demasiado caprichoso. Parece que está esperando el momento exacto en el que dejes de desear algo, para querer dártelo. O para confundirte más aún. Así se las gasta.

Cuando ya estabas decidida a aparcar los sentimientos durante el tiempo que fuera necesario y a centrarte en lo que en esos momentos considerabas lo verdaderamente importante, ocurre algo inesperado que pone todo tu mundo patas arriba. Entonces, te mueres de ganas de recuperar lo que habías aparcado hace tal vez demasiado poco. Y vuelve la magia. Tus ojos tienen un brillo especial difícil de disimular, y los que están a tu alrededor lo notan. 

Y vuelves a encontrarte con la misma sonrisa que hace exactamente dos meses te quitó el sueño durante todas las noches que fuiste capaz de recordarla. Pero esta vez es diferente. Te sientes privilegiada porque esa sonrisa no es robada, y mucho menos es casual. Esta vez ha sido él quien ha querido regalartela libremente, sin ninguna condición.

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