Si alguna vez vuelvo a mirarte y a sentir mariposas en el estómago, que sea sólo para inmediatamente arrancármelas a puñados y echarlas bien lejos.
Si alguna vez vuelvo a creer en ti, que lo haga para reírme de mi absurda fe ciega.
Si alguna vez vuelvo a caer, que sea para levantarme con más fuerza.
Y que mi sonrisa no se borre ni un sólo instante de mi cara. Porque encontraré a quien haga que mis ojos se humedezcan con risas. Encontraré a quien me devuelva las mariposas, y estoy segura que serán más bonitas y más coloridas. Encontraré a alguien en quien confiar plenamente sin ningún tipo de dudas. Y, por supuesto, encontraré a quien caiga conmigo y me levante todas las veces que sea necesario.
El tren pasa una vez...
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