Querido diario:
He llegado a la conclusión que más miedo me daba: me estoy enamorando.
No, no me preguntes por qué, ni yo misma lo entiendo. Lo único que sé es que tengo ganas de verle las 24 horas del día, que no hay minuto en el que no le tenga en la cabeza, que cuando estoy con él sólo me sale sonreír... ¿Te acuerdas de ese miedo del que te he hablado alguna vez? Pues se esfuma a la velocidad de la luz cuando sus ojos se encuentran con los míos.
Me parecía tan patético enamorarme de esa persona con la que siempre dije "qué va, sólo hay amistad" que hasta hace poco me negaba a reconocerlo. Pero ha llegado un punto en el que ya no me sale fingir. No tengo fuerzas para ello... y las pocas que tengo, las reservo para intentar ser correspondida. Es tan fuerte ésto que llevo aquí dentro, que parece imposible que pueda guardármelo; el día menos pensado seguro que explota. Y esque... si pudiera darle la milésima parte para que la sintiera él por mí, estaría más que satisfecha.
Pero sé que ahora toca esperar a que el tiempo actúe. Y estoy dispuesta a hacerlo. Porque nunca he querido algo con tantas ganas como lo quiero a él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario