Busco tu mirada en cada calle, en cada rincón de la ciudad, en cada grupo de personas que veo.
Pero no la encuentro. No encuentro otra mirada que se asemeje a la tuya. Y la tuya... sabe Dios dónde está cuando yo la busco.
Y esto es una locura, lo sé. Sé poco más que tu nombre; pero también sé que tu mirada me hipnotizó, y ya no hay manera de olvidarla. Y que nos volveremos a ver, eso no lo dudo. Pero no será cuándo yo quiera, ni dónde yo quiera.
Dile a quien mueve los hilos, que quiero saber más de ti...
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